El 13 de noviembre de 1985 el pueblo de Armero fue
sepultado por cenizas, hollín y lodo proveniente del nevado del Ruiz. Sus
pobladores fueron sorprendidos por una avalancha de lodo que arrasó con todo a
su camino y solo dejo dolor, destrucción y horror a su paso. El número de
muertos se calculó en 20.000 más las frágiles estructuras que habían podido
resistir ante tal desastre natural. La plaza principal, el corazón de pueblo,
dejó de ser el epicentro de la cultura y las tradiciones, convirtiéndose en un
lodazal con árboles, viviendas, automóviles y personas que se encontraban allí.
Niños Armeritos |
Los sobrevivientes no sólo perdieron sus hogares, sus
familias, sus objetos, muebles y enceres; también perdieron una parte de su
crianza, de su historia, de su vida. La docente de artes y música Myriam Torres
del Colegio República de Colombia es originaria de la ciudad de Ibagué y comento:"
cuando yo tenía como unos veintitantos y
estaba terminado mi pregrado en docencia artística, organizaba festivales con
los niños y viajamos a distintas partes, entre esas a Armero. El pueblo era
igual que cualquier otro del Tolima, lleno de un calor entre sofocante y
acogedor, se hacían bazares y los niños del colegio bailaban el sanjuanero, su
comida era igual que aquí o allá, pero la energía que se podía vivir es esas
fiestas eran tan de ellos, tan propia y llena de júbilo; pero después del
desastre esa cultura, esa fuerza murió con el pueblo".
Sanjuanero Tolimense |
La cultura de armero esta en vía de Extinción, porque los
que pudieron contar la historia en primera persona ya están lejos de su cuna.
Si bien los niños de Armero están siendo localizados, ya han transcurrido
treinta años desde aquella tragedia, han sido años en los cuales las imágenes
borrosas, las costumbres de pueblo se van desapareciendo. Varios de los niños
que fueron adoptado por extranjeros solo recuerdan el desastre más no sus
raíces y los bailes, la música y el ritmo que los hacia armeritos.
Actualmente la
Fundación Armando Armero aparte de realizar el contacto con los niños
desparecidos, también busca reconstruir la memoria del pueblo y lo que lo hacía
ser lo que era. Fernando González comento: "por más que se quiera recuperar la cultura de armero, es imposible. Han
pasado 30 años, ya la gente tiene sus profesiones, sus historias, sus
matrimonios sus cosas de las que se han apropiado; entonces eso es algo difícil
de lograr bajo cualquier punto de vista, sea práctico, emocional o económico. Eso
se debió hacer hace 30 años".
Leonardo Gómez
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