“El miércoles
13 de noviembre de 1985, el que creíamos que era nuestro acompañante silencioso
decide despertarse para destruir el
pueblo en el que crecí”.
Así fue como el Volcán Nevado del Ruiz después de sesenta y nueve años de
inactividad decide despertarse y
destruir los que hace 30 años era Armero.
Volcan nevado del Ruiz |
Armero
estaba ubicado a 48 kilómetros del Nevado del Ruiz, era la tercera población
más grande del departamento del Tolima y un importante centro agrícola ya que
era una de las productoras más fuertes de arroz en el país. Jaime Andrés
Velandia Soto desde muy pequeño trabajaba con su padre recolectando arroz y
café, nació en el año en el 1967 y su familia siempre fue del campo.
El aire se volvió lodo, era lo único que se respiraba |
Él
tenía 18 años, cuando vio cómo su pueblo, su familia, sus amigos y armero se
perdía bajo el lodo. “Eran las 10:45 de
la noche ya estaba en mi casa con mis padres y mi hermano preparándonos para
dormir, de repente sonó un gran estruendo, pero no le prestamos atención ya
que estábamos acostumbrados a ruidos
fuertes por estar cerca al volcán, mi madre empezó a gritar corrí a ver que
sucedía y de repente todo se puso oscuro y sentía que perdía el aire ,pues sin
darme cuenta después de estar en mi casa con mi familia ,pase a estar a la
deriva ahogándome y tragando barro ,mi piel estaba lastimada y el miedo se
apodero de mí. Lo único en lo que
pensé fue en pedirle a Dios que me cuidara que no quería morir, soy un joven y
me falta mucho por vivir y rece un padre nuestro”.
Sus ojos se llenan de lágrimas y continúa “Amaneció y entre el dolor y la angustia por
saber de mi familia. El pueblo donde crecí ya era solo agua y
lodo, por todos lados veía muertos, brazos, cabezas, son imágenes que nunca borrare
de mi mente, en realidad viví de milagro
nunca he podido entender como logre salvarme a esto, el recuerdo de mi
familia y mi niñez en los campos donde aprendí de la vida siempre está en mí y
es triste recordarlo ,me quede solo y me toco empezar desde cero”.
Jaime recordara siempre la segunda oportunidad
que tubo al sobrevivir esta tragedia por eso se dedica a ayudar a los
drogadictos del barrio Costa Azul suba, una enseñanza de vida y de luchar día a
día.
Juliana Rico
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