Omaira Sanchez en una presentación de su colegio |
La noche del 13 de Noviembre
de 1985 la familia Sánchez Garzón queda
sepultada tras la avalancha que género el Volcán Nevado del Ruiz. Los
rescatistas encuentran a la niña, que tanto deseaba vivir para estar junto a su
madre, ya que ella se encontraba en la capital por un tema de negocios.
Con sus piernas sepultadas
bajo los escombros de su casa, y los cadáveres de su hermano y su padre, con su
cuerpo entumido, sus ojos oscuros y llena de barro, trajinada por los golpes
recibidos, la niña de tan solo trece años, espera que los rescatistas logren
sacarla del fango y para poder ir donde su madre a seguir una vida junto a ella.
Pero para el cuerpo de
rescate salvar a la pequeña le era muy difícil ya que sus piernas estaban
atascadas y se era necesario amputar sus piernas para sacarla de allí, pero por
las circunstancias carecían de equipos necesarios para generar esta acción.
Omaira duro 3 días
agonizando y aguantando el dolor que le implicaba estar allí enterrada, y con
su tranquilidad y armonía antes de morir frente a los medios de
comunicación dice sus últimas palabras para
a su mama. “Madre, si me escuchas, quiero que reces por mí para que
todo salga bien”, su corazón deja de latir, falleciendo el 16 de Noviembre
de 1985.
Tres días duro
la pequeña Omaira Sánchez Garzón agonizando, pero siempre mostro ser fuerte y
valiente, su serenidad y seguridad conmovió el corazón del mundo convirtiéndose
en uno de los símbolos más sagrados de lo que a hoy queda de Armero
,actualmente los que van a visitar su tumba le hacen ofrecimientos y le
agradecen por los favores recibidos.
Juliana Rico
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